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Pero ojalá Dios te hablase,
abriese la boca para responderte:
te enseñaría secretos de sabiduría,
que son prodigios de habilidad.
Entonces acabarías sabiendo
que aún te perdona parte de tu culpa.
¿Puedes sondear la profundidad de Dios,
descubrir la perfección del Todopoderoso?

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